Los países desarrollados generan ingresos fiscales mediante impuestos sobre los ingresos de particulares, impuestos sobre la renta de las empresas, impuestos sobre la seguridad social, impuestos sobre bienes y servicios e impuestos sobre la propiedad. Su combinación determina si el sistema tributario es uno que distorsiona el entorno económico, si es estimulante o neutral. El impacto de la arquitectura fiscal no es sólo económico, sino también social e incluso cultural.

La arquitectura fiscal de un país se refiere a todas las estructuras, políticas, leyes e instituciones que definen cómo el Estado recauda ingresos y las utiliza para desempeñar sus funciones. Es, en esencia, el esqueleto del sistema financiero de un país, que regula la relación entre los contribuyentes (personas físicas y jurídicas) y el Estado.
Componentes clave de la arquitectura tributaria:
- Tipos de impuestos y tasas: Estas son las fuentes de ingresos del Estado. Los más comunes incluyen:
- Impuesto sobre la renta: Aplicado a los ingresos de las personas (salarios, pensiones, alquileres, etc.). Puede ser con una cuota única (un porcentaje fijo, independientemente del nivel de ingresos, como en Rumanía) o progresivamente (diferentes porcentajes, que aumentan con el nivel de ingresos).
- Impuesto sobre la renta: Aplicado a los beneficios obtenidos por las empresas.
- Impuesto al Valor Agregado (IVA): Impuesto indirecto aplicado al consumo de bienes y servicios.
- Derechos de uso excesivo: Impuestos especiales aplicados a determinados productos (alcohol, tabaco, combustibles, etc.).
- Contribuciones sociales: Seguro Obligatorio para Asuntos Sociales, Salud y Desempleo.
- Impuestos y tasas locales: Impuestos sobre la propiedad, coches, impuestos para diversos servicios públicos, etc.
- Legislación fiscal (Código Tributario): El conjunto de leyes y reglamentos que establecen las bases de cálculo, las tasas impositivas, los términos de pago, las exenciones, las deducciones, las sanciones y los procedimientos fiscales.
- Administración tributaria: Instituciones encargadas de recaudar impuestos y tasas, inspección fiscal y aplicación de políticas fiscales (en Rumanía, ANAF).
- Principios fiscales: La filosofía básica que guía el diseño del sistema tributario, como:
- Equidad: Distribución de la carga tributaria correctamente, ya sea sobre la base de la capacidad de pago (capital vertical) o sobre la base de la igualdad de trato para ingresos similares (capital horizontal).
- Eficiencia: Minimización de las distorsiones económicas y los costos administrativos generados por el sistema tributario.
- Simplicidad: Facilidad de comprensión y cumplimiento de las leyes fiscales por parte de los contribuyentes.
- Ficha: La capacidad del sistema para generar ingresos suficientes para cubrir el gasto público.
- Estrategia fiscal: plan a mediano y largo plazo del Gobierno sobre la forma en que utilizará los instrumentos fiscales para alcanzar los objetivos económicos y sociales (por ejemplo, fomentar el crecimiento, reducir las desigualdades, proteger el medio ambiente).

El papel de la arquitectura fiscal:
La arquitectura fiscal desempeña un papel crucial en el desarrollo y la estabilidad de un país, influyendo directamente en:
- Ingresos presupuestarios: Proporciona los fondos necesarios para la financiación de los servicios públicos (salud, educación, infraestructura, defensa, etc.).
- Distribución de los ingresos: Puede reducir las desigualdades a través de impuestos progresivos o mediante la concesión de deducciones y beneficios sociales.
- Estimular o desalentar ciertas actividades económicas: A través de incentivos fiscales para inversiones o impuestos más altos para actividades contaminantes, por ejemplo.
- Estabilidad macroeconómica: Puede ser una herramienta de estabilización en tiempos de crisis económica (mediante una relajación fiscal) o control de la inflación (por endurecimiento fiscal).
- Atraer inversiones: Un sistema tributario estable, predecible y competitivo puede alentar la inversión extranjera y nacional.
En conclusión, la arquitectura fiscal es un sistema complejo y dinámico, esencial para el funcionamiento del Estado y para alcanzar sus objetivos económicos y sociales. Sus cambios, como la transición de la tasa única a la fiscalidad progresiva (o viceversa), pueden tener un gran impacto en la economía y la sociedad.
Fuente de los gráficos: Fundación Tributaria
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