Autor: N. Ï l ï e
„La serie fotográfica B-Cube comenzó como una prueba de una aplicación para tabletas. El resultado superó todas las expectativas. Fue extraordinario cómo la simetría arquitectónica puede complementarse visualmente con elementos de simetría óptica para incluir en ella (o ampliarla con) elementos naturales y principios primordiales, como el cielo y la tierra. La necesidad de simetría es o no un valor estético. (Más precisamente, hay estéticas arquitectónicas que con razón –y con resultados espectaculares– niegan el deseo de simetría). Sin embargo, como valor o simplemente como derivado de algunos valores estéticos, la simetría es, para nosotros los humanos, una fuerza cósmica.”
Arte gráfico
En los numerosos escritos dedicados a la simetría antes de que pasara de moda, se la consideró, siguiendo a Platón, un ingrediente de la belleza y la armonía. Tal vez este fue el error por el que, después del modernismo, la simetría se pareció aburrida y se la abandonó gradualmente. En realidad, no es un ingrediente de nada. La simetría (como la asimetría y la antisimetría) son formas estructurales del cosmos, de las que proviene la belleza o la armonía.
(Había también consideraciones técnicas. La capacidad técnica de ejecutar la simetría a la perfección, su accesibilidad y facilidad aportadas por la estructura de hierro y hormigón armado, la banalizaron y agotaron sus posibilidades de expresión. Además, las nuevas matemáticas que se impusieron desde principios del siglo XX la transformaron en un juego de niños -niños aquí entendiéndose por estudiantes de matemáticas- Pero, más allá de todo esto, que también debe haber jugado un papel, se nos entrena desde la infancia a valorar nuestra particularidad, nuestra individualidad, como funcionalmente opuesta a una geometrización rígida Como compuestas de accidentes y arranques espontáneos En un clima así, la simetría nos parece coercitiva, mecánica, abusiva.)
Sin embargo, los grandes proyectos -los rascacielos y todos los demás proyectos gigantescos- no pueden sobrevivir sin el equilibrio y el orden que sólo la simetría (y sus correlatos) pueden aportar. Aunque haya perdido su magia, aunque haya agotado su capacidad de expresión, la simetría sobrevive a través de la funcionalidad. A partir de ahí, resurgirá en las artes -o no-.
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